Hoy quiero seguir hablando de poesía y quiero compartir con vosotros tres pautas que he reunido que te ayudarán a hacer el poema perfecto.
La poesía no es una ciencia exacta, por mucho que sigamos estas claves el poema perfecto no aparece de la nada, necesitamos mucho más. Pero estos tres consejos pueden ayudar mucho a una estructura adecuada para el poema perfecto.
La poesía no es una ciencia exacta, por mucho que sigamos estas claves el poema perfecto no aparece de la nada, necesitamos mucho más. Pero estos tres consejos pueden ayudar mucho a una estructura adecuada para el poema perfecto.
Descartar lo superficial y revelar lo auténtico
Descartar, la poesía anverso a la narrativa es auténtica, no hay ficción, no sabe nacer de ahí. Nace de un lugar que a veces ni siquiera el poeta es conocedor de ello.
Obsérvate verso a verso
Sólo obsérvate, en poesía no hay reglas, puedes repetirte, ausentarte, hacer giros. Pero no te tropieces. Por eso no está de menos leer en voz alta tu poema, como suena eso que has escrito.
Asombra sobre todo en el principio y en el final del poema
Lo hablábamos el otro día en un taller, y es cierto, es importante este consejo que nos daba el profesor. Porque es donde quedará el lector verdaderamente seducido. Pero tú también, los principios y los finales son lo que más marcan las experiencias de la vida. Cómo empieza y cómo termina.
Descartar, la poesía anverso a la narrativa es auténtica, no hay ficción, no sabe nacer de ahí. Nace de un lugar que a veces ni siquiera el poeta es conocedor de ello.
Obsérvate verso a verso
Sólo obsérvate, en poesía no hay reglas, puedes repetirte, ausentarte, hacer giros. Pero no te tropieces. Por eso no está de menos leer en voz alta tu poema, como suena eso que has escrito.
Asombra sobre todo en el principio y en el final del poema
Lo hablábamos el otro día en un taller, y es cierto, es importante este consejo que nos daba el profesor. Porque es donde quedará el lector verdaderamente seducido. Pero tú también, los principios y los finales son lo que más marcan las experiencias de la vida. Cómo empieza y cómo termina.
Un ejemplo, Pablo Neruda en su poema
Primer verso:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
(…)
Último verso:
(…)
Y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Me parece que sólo estos dos versos están tan llenos de fuerza, cuentan un dolor tan profundo, y además utiliza palabras, estructura, ritmo, todo sencillo pero tiene una voz que cataliza, que te deja desarmada.
Primer verso:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
(…)
Último verso:
(…)
Y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Me parece que sólo estos dos versos están tan llenos de fuerza, cuentan un dolor tan profundo, y además utiliza palabras, estructura, ritmo, todo sencillo pero tiene una voz que cataliza, que te deja desarmada.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
¡Espero que os sirvan estos consejos para escribir poesía!
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