No hace mucho leí en una entrevista que el artista debía ser despiadado. Y verdaderamente me di contra un muro personal. ¡Despiadado!
¿Por qué despiadado? ¿dónde está la moral? Pero respondía rápidamente a esas preguntas el entrevistado que era William Faulkner, ni más ni menos.
Y en resumen venía a contarnos que el artista es responsable de su obra. Y si tiene un sueño debe ir a por él. Todo lo tiene que dejar si hace falta para escribir su novela, no puede posponerla porque si no una fiebre brutal le hará caerse, no le dejará en paz hasta que no sacie esa necesidad.
¿Por qué despiadado? ¿dónde está la moral? Pero respondía rápidamente a esas preguntas el entrevistado que era William Faulkner, ni más ni menos.
Y en resumen venía a contarnos que el artista es responsable de su obra. Y si tiene un sueño debe ir a por él. Todo lo tiene que dejar si hace falta para escribir su novela, no puede posponerla porque si no una fiebre brutal le hará caerse, no le dejará en paz hasta que no sacie esa necesidad.
El Ambiente
Bueno, porque no, podemos presentarte un lugar idílico, un jardín, una taza de té, música clásica de fondo, silencio absoluto, el mar…en fin, contamos entonces con que la sociedad va a leer cinco novelitas por cada década y sin nada que contar. Sólo que el mar está en calma y la taza de té quema.
No existen fórmulas ni lugares idílicos, ni siquiera es verdad que no escribes porque no tienes dinero, o no tienes tiempo. Eso es mentira y no puedes llamarte escritor si te refugias en esa excusa.
Sólo necesitas un papel y un lápiz. Y cualquiera que haya por la calle te lo da. También necesitas enfadarte, cabrearte, vivir, experimentar en tu propia carne las injusticias o empatizar y escuchar las vidas de los otros cómo si tú mismo las estuvieras viviendo. Llorar con ellas, dolerte y reírte, parir al mismo tiempo que una madre te narra su parto, ver como sale de su vientre la placenta y sentir el vacío que deja esa bolsa hueca que se aleja de su cuerpo y trae con ello una criatura viva a sus brazos.
Bueno, ¿tu ambiente es apropiado? ¿Estás lo suficientemente cabreado?
No existen fórmulas ni lugares idílicos, ni siquiera es verdad que no escribes porque no tienes dinero, o no tienes tiempo. Eso es mentira y no puedes llamarte escritor si te refugias en esa excusa.
Sólo necesitas un papel y un lápiz. Y cualquiera que haya por la calle te lo da. También necesitas enfadarte, cabrearte, vivir, experimentar en tu propia carne las injusticias o empatizar y escuchar las vidas de los otros cómo si tú mismo las estuvieras viviendo. Llorar con ellas, dolerte y reírte, parir al mismo tiempo que una madre te narra su parto, ver como sale de su vientre la placenta y sentir el vacío que deja esa bolsa hueca que se aleja de su cuerpo y trae con ello una criatura viva a sus brazos.
Bueno, ¿tu ambiente es apropiado? ¿Estás lo suficientemente cabreado?